Blogia
enter

Nos mintieron

Nos mintieron Sí, así es, a todos/as nosotros nos han mentido, de una forma u otra de pequeños.
¿Qué? ¿Pensáis que no es así? Pensar en el sin número de dibujos animados y series televisivas que nos hemos tragado. Aprendimos que las abejas eran dulces y cariñosas, hasta que día que nos picó una de ellas. Aprendimos que los japoneses jugaban muy bien al futbol (a llegar a primer nivel mundial), y que teniendo 15 años se podían meter goles con gran potencia desde más de medio campo...algunos aún siguen intentándolo (aunque yo sí puedo...), y en cuanto al nivel del futbolista japonés, aunque es cierto que ha mejorado bastante, aún le falta para llegar al mejor nivel mundial. Aprendimos que el cariño y el amor siempre vencen al mal, que existen unos osos amorosos en algún lugar del mundo, que las tortugas pueden llegar a pelear muy bien si se lo proponen, que a todos los chinos los entrenan con multitudes de pruebas para llegar a ser los mejores guerreros (humor amarillo), que en algún lugar del mundo existe el coche fantástico (y eso explica lo que valen algunos y las mejoras que se producen), que las playas siempre cuentan con unos/as vigilantes impresionantes y en forma (hay quien sigue mirando cada vez que va a la playa a ver si ese día ocurre), que si uno se lo propone uno puede llegar a ser un héroe, que en algún lugar del mundo hay un gato especial que te da todo lo que necesitas (Doraemon), aunque lo más normal es que te encuentres con uno callejero (Isidoro) o uno casero muy vago (Gardfield), que en un futuro podrás conseguir ese camión que se transforma en un poderoso guerrero, que no existen problemas que no se puedan intentar solucionar, que un jorobado o cualquier ser despreciado de la sociedad puede demostrar a esta lo válido que puede llegar a ser en muchos aspectos y que puede vencer las burlas de los demás que lo acusan de ser diferente, que se puede vencer las desigualdades sociales, sea entre indios y vaqueros o entre cualquier otras personas, que los pitufos son buenos (cosa que nos hacía sentar bien porque éramos bajos de estatura comparado con los mayores), que habían seres en otra galaxia que nos querían, a pesar de ser de un color rosa y llevar unos pinchos muy raros, que el gato que se quiere comer al pájaro es el malo, o que el indio perseguido por el vaquero es el malo, que el coyote que siempre tiene ideas ingeniosas para apresar al correcaminos fracasa por la rapidez y la suerte de este (eso siempre me ha reventado), que en el pasado había unos seres que tenían coches de piedra y se movía con tracción a las “2 piernas”; que los piratas tenían siempre la misma bandera, una calavera con 2 palos cruzados, que las chicas debían ser educadas y femeninas, aunque con carácter, pero respetando que había un horario para llegar a casa (Cenicienta), que existen montañas en Suiza donde se puede tener ovejas, un abuelo fantástico y amigos increíbles, que no se parecen en nada a la vida monótona de la ciudad donde se tiene una profesora autoritaria y aparentemente sin sentimientos; aprendimos que en algún lugar existe Nunca Jamás, donde los niños nunca crecen (a algunos les gustaría haber encontrado dicho sitio, y aquí puede que me incluya, puede que tenga el síndrome “Peter Pan”), que en Estados Unidos hay muchas personas de raza negra, algunos tan graciosos y a la vez pesados como Steve Urkel, que cuando llegáramos a la vida del instituto probablemente viviríamos nuestro primer beso con una chica (cosa que nos costaba imaginar) y tendríamos que convivir con abusones, aunque también con gente muy maja (“Salvados por la campana”), que incluso un ladronzuelo podía llegar a convertirse en un príncipe por su honradez y por amor (Aladdín), que una chica hermosa y a la vez simpática sería capaz de enamorarse de una bestia tan solo por su belleza interior y que algunas de las chicas más guapas esperaban el beso de un príncipe azul (ellas querían ser las princesas y ellos los príncipes).

En fin, todo mentira, ni existen princesas ni príncipes (al menos no como en los cuentos, porque como la boda de el principe y leti no me lo imaginaba cuando era pequeño), ni gente que se fije tanto en la belleza interior (algunos los hay, pero pocos y se hace difícil imaginar), no hay igualdad en el mundo mientras se siga desconfiando de alguien simplemente porque es de otra cultura, forma de ser o color de piel, y no me vale que se diga que es que aquí viene la gente que no quiere trabajar, porque hay buenas/malas personas españolas, sudamericanas, árabes y de cualquier otra parte del mundo. No abundan las chicas, como se las conocía antes, educadas, con decoro y atentas (que no tiene nada que ver con que sea yo machista) y tampoco abundan los hombres con buenas intenciones hacia ellas. Internet ha llegado hasta las montañas de Suiza, y aunque sea una herramienta muy útil para un sinfín de cosas, ha hecho que incluso Heidi pase de estar con Pablo y dar una vuelta con él y viceversa. Y al abuelo lo tiene olvidado y en el asilo. Las personas con deficiencias son en muchas ocasiones gente discriminada por la sociedad y no se les da la debida atención que merecen, en muchos lugares del mundo hay niños como lo hemos sido nosotros que se mueren de hambre mientras muchos de los que han hecho los dibujos que hemos visto cuando éramos pequeños se han ido enriqueciendo (me refiero a las compañías, no a los dibujantes). Leí hace unos meses que Disney (aunque del periódico que lo leí no me fio mucho...) había apoyado la guerra de Irak para beneficiarse de unos terrenos que tenía en un sitio que la administración Busch podía permitir que se los comprase o algo así. Si, la misma compañía que nos ha hecho brillar con películas buenísimas y que nos han encantado. Sea o no cierto, creo que se ha alejado la idea de la que originalmente tenía el bueno de Walt Disney cuando la creó. Cada vez más la gente parece que no escuche a su propio Pepito Grillo, hacen lo que les parece solo pensando en ellos. Quizás acaben como Pinocho, pero sin tener final feliz.

En fin, yo soy de los que creo que aunque nos mintieron, esas mentiras fueron dulces, porque intentaron hacer de nosotros mejores personas, y eso si hay que aplaudirlo. Los niños son y serán de un principio inocentes, y es la vida, las malas compañías y otra serie de factores lo que hacen que se conviertan en lo que vemos de adultos. Quizás de tanto en tanto deberíamos hacer un esfuerzo por pensar en ello. Es cierto que conforme te vas haciendo mayor no puedes estancarte en cuando eras pequeño, que has de madurar e ir espabilándote, para un día poder dar a tu hijo lo que tu has tenido, o si no quieres tener hijos, para poder tener una casa donde vivir y disfrutar de la vida de forma sana. Pero también es cierto que el dejar en el olvido las muchas cosas buenas que teníamos cuando éramos pequeños, la facilidad que teníamos para perdonar, la disposición a aprender y recibir consejos, la inocencia que teníamos al ver a otras personas, viendo lo bueno y no solo lo malo (cuando ahora solo vemos defectos). En fin, así un largo etc. Y en fin, aunque muchos/as puedan haberse sentido desengañados/as por la vida, porque no han podido encontrar a su príncipe/princesa azul, siempre nos quedará pensar que hay muchas cosas buenas por disfrutar, y como no, el meditar en estas cosas nos puede ayudar.

0 comentarios